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jueves, 20 de febrero de 2025

Con 47 años, me gusta lo que veo, por dentro y por fuera

Con 47 años, me gusta lo que veo, por dentro y por fuera





En mis 47 años he aprendido a no dar nada por sentado, vivo en gratitud, celebro envejecer, no miro mucho atrás, sin embargo agradezco cómo la vida me ha enseñado a ser quien soy a través del trayecto, con los pasos del camino y el aprender en el camino. 

 

“No necesito que las cosas sean perfectas pero necesito perfectos esfuerzos para alcanzar lo que se quiere.”

 

Gabriel García Márquez, seguramente al pasar de sus años dijo: “La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada”  trato de recordarlo, pero la sabiduría nos asalta de reojo, nos hace creer que ya ha llegado para siempre y al contrario, entra y sale, nos damos cuenta de que solo viviendo cada día la vamos adquiriendo, nunca por completo, siempre un día la vez, cada día un poco más…por eso de vez en cuando nos asalta ese pensamiento de si lo hubiese sabido antes… a mi me gusta pensar que sabiendo lo que sabía siempre he hecho lo mejor que he podido, siempre he empeñado mi corazón en cada cosa y he actuado, tal como hasta ahora, haciendo lo mejor con todo lo que tengo disponible en el momento. 

 

Perdí mucho tiempo pretendiendo que las personas que me rodean comprendían el mundo de la misma manera que yo lo comprendo, estaba equivocada, nadie ha vivido lo que se siente tener esta piel, es imposible igualar la soledad acompañada que sentí tantas veces en una sala de espera, o creando en mi mente el arte que podía llegar a tener el techo blanco, frío e inóspito de cuidados intensivos, creando en mi oído interior la música que nunca escuché y logrando bloquear el sonido de las charlas, los chismes y los comentarios del personal que olvida que si, que hay alguien, una persona que escucha, siente y teme jamás salir. No todo el mundo ha sido tan valiente para salir feliz adelante, reconociendo luz en medio de la tempestad, puliendo la mirada para apreciar entre las tinieblas los pequeños destellos de luz que se vuelven poema de esperanza, yo lo hago, es mi compromiso y es mi forma de gratitud. 

 

Con 47 años me conozco perfectamemte, se quien soy y todo lo que tengo dentro, me gestiono, me cuido, se con claridad lo que puedo esperar de mi misma, me esfuerzo y me supero constantemente, me exijo, me reclamo, me detengo, me obligo a continuar.

 

Me gusta ser quien soy. Me gusta cómo pienso, me gusta cómo escribo y me gusta cómo hablo. Me gusta a lo que dedico mi tiempo, mi corazón y mis pensamientos. Me gusta la vida que he construido y me gusta cómo he vencido tantas batallas en esta vida siendo siempre mejor. 

 

Tengo energía para hacer muchas cosas, trato de ser sensata en donde invertirla sabiendo que no es una fuente inagotable. No comprendo quien hace las cosas sin poner el corazón, soy intolerante frente a esta enorme adversidad. 

 

Conozco perfectamente mis fortalezas y mis tantas debilidades, pongo mis fuerzas al servicio de mi misión y de mis sueños, también al servicio de los demás, mis debilidades las pongo al lado de mis fuerzas para lograr balance, ritmo y cadencia. También, me agoto, me indigno con frecuencia, pauso… sigo adelante. 

 

Hago cosas que no quiero hacer y hago muchos sacrificios de tiempo, pero solo lo hago por personas que amo tanto que al final de cuentas cualquier esfuerzo es pequeño. 

 

Salgo a Trabajar todos los días como si fuera mi primer día de trabajo y lo disfruto siempre como si fuera el último. Escucho música camino a los lugares importantes, las repito, me gusta la melodía e interiorizo las letras, las pienso, las reflexiono, me identifico, las dibujo en mi mente. 

 

He aprendidio a complacer mi corazón que en el tiempo he procurado sea justo, ligero, transparente y a vivir en gratitud como única forma de comprensión que he conseguido ante la complejidad de la vida 

 

Cada vez confío un poco menos, eso me estristece, siempre vuelvo a llevarme sorpresas inesperadas,  pero siempre disfruto a plenitud cuando logro hacerlo, siempre me esfuerzo por lograrlo incluso cuando muchas veces tengo que empezar de nuevo una y otra vez. 

 

Celebro en mi interior lo que nadie celebrará por mi y lo hago en grande, con emoción, con algarabía. Escondo en mi corazón lo que nadie sería capaz de comprender, pero ya no lo escondo de mi misma, lo cuido y lo atesoro.

 

Sigo teniendo miedo a las mismas cosas que antes, solo que ahora he aprendido a convivir con mis miedos y a aplaudir lo lejos que soy capaz de llegar a pesar de ellos. 

 

Quisiera no hacer nada que no disfrute, sin embargo he aprendido que para alcanzar los sueños de mi corazón los días están llenos de sacrificios que merecen el esfuerzo, aprendo a hacer lo que tengo que hacer para conseguir lo que quiero conseguir, lo hago con responsabilidad, jamás pongo mis principios en juego

 

Me canso pronto de la gente superficial, ya no me compensan las respuestas a medias ni las miradas escurridizas, aprecio las miradas profundas, constantes y directas, no tengo miedo a la revelación de los ojos y tengo fuerza para recibir sus tantos mensajes. Aprecio la sinceridad, la verdad y la transparencia. 

 

Me indigna la negligencia, la vagancia y la dejadez,la pedadez del alma que esto provoca, no logro lidiar con esto. Detesto la indiferencia y es de las pocas coasas que están fuera de mi control y que además me hacen sufrir. 

 

No necesito que las cosas sean perfectas pero necesito perfectos esfuerzos para alcanzar lo que se quiere. 

 

Comprendo mis necesidades de compartir, de salir, de conocer de socializar, también he comprendido mis necesiades de tiempos de pausa, de soledad, de pensar, de reflexionar, ya no tengo miedo de esto. 

 

Soy muy leal a lo que siento, a lo que pienso, a quien me dedico y quien quiero, aunque no lo hago para recibir lo mismo a cambio, reconozco que en esa misma medida, mi corazón desea recibir una pequeña porción de lo que soy capaz de dar. 


viernes, 22 de abril de 2022

Llegan mis 45 y mi corazón está ocupado

Llegan mis 45 y mi corazón está ocupado


Llegan mis 45 y mi corazón está ocupado

Tan feliz que estoy, todo el que me conoce sabe que me gusta cumplir años, que celbrar la vida no me alzanza un solo día y que mi corazón reboza de gratitud con la oportunidad de cada día vivido, qué gran regalo!!! 

 

Durante los 365 días de mis 44 años estuve MUY ocupada, estuve ocupada madurando, saliendo adelante, creciendo en dignidad, empatía y compasión, desarrollando la paciencia (estratégica) y ejerciendo la prudencia, sobre todo estuve ocupada aprendiendo mucho, en especial de mis errores y de mis complejidades (un doctorado). 

 

Hoy cumpliendo mis 45, al soplar mis velitas, pediré nuevamente tener mi corazón tan ocupado como estuvo el último año.

 

He descubierto, finalmente, la diferencia entre estar ocupado vs. tener el corazón ocupado, debo reconocer que no ha sido un camino sencillo, tampoco ha sido pura felicidad, algunos días los cuestionamientos, miedo, incertidumbre, dudas y desesperanza entraron en mi alma sin pedir permiso, y en arduas, largas e inconclusas reflexiones logré, poco a poco, despejarlo (casi todo).

 

En la gratitud que me acompaña, en un año donde todo se presenta difícil, turvio, inconcluso y todo a medias o en retraso, para ser reconstruido, pude lograr llevar luz a muchos lugares donde con humildad logré entrar, lo hice luego de encontrar mi propia luz que tambén estaba opacada y necesitaba ser reencontrada, moldeada, acompañada y animada.

 

Reconozco también, que hay lugares donde no he podido entrar, aún queriendo hacerlo, creyendo que puedo hacerlo, entonces con altas dosis de enseñanza he reaprendido a esperar, a observar, a escuchar y recordar que todo tiene su tiempo, un tiempo que no necesariamente coincide con el mío, pero que es perfecto si me encuentra paciente, dispuesta y en crecimiento. 

 

He aprendido a perdonar por amor pero además con amor, eso admito que no sabía cómo hacerlo. La decisión viene de conocerme con mayor profundidad, con saber el daño y el cambio que me produce no perdonar oportunamente, la distracción que me provoca y la atención que me resta, entonces, con total responsabilidad hacia mi persona, hacia los retos y compromisos entregados en mis manos y hacia las personas que dependen de mi afectivamente, decido perdonar, un acto que requiere mucho VALOR, mucha fortaleza, mucha serenidad, humildad y un tanto de confianza en la decisión. 

 

He aprendido a ayudar, en el momento que el otro me necesita y para lo que me necesita, no en el momento que quiero ayudar o con lo que deseo ayudar, me he reencontrado con la infinita dicha que ofrece el dar muy por encima del recibir. Aún así, en mi imperfección humana, aún hay días donde añoro, sobre todo de algunas personas que he elegido como especiales en mi vida (que comprendo y acepto que no necesariamente me han elegido a mi, y lo respeto), pero imperfecta al fin, sigo deseando obtener un detalle, dos palabras y un abrazo, cuando yo lo necesito y no cuando necesiten darlo. 

 

En todo este tiempo de crisis se han presentado dos caminos, seguir o declinar, declinar siempre es la ruta más sencilla en el momento, sin embargo, es la más difícil a largo plazo, la que más cuesta, con la que más se sufre y con la que más deuda se acumula. En la ruta de seguir, que es la más difícil en el momento y al mismo tiempo la más satisfactoria en el camino, se necesita tener mucho coraje, valor e incluso un poco de locura, admito que tengo un poco de todo, por eso siempre sigo adelante.

 

Seguir, es mi única alternativa, es lo que construye la resiliencia, una palabra que se ha puesto muy de moda pero que muchos ya conocíamos porque la vida ya no había enseñado. 

 

Se perfectamente cómo se siente una pérdida podría describir con palabras, olores y sensaciones lo que implica ese inexplicable vacío, por suerte también se cómo se siente la ilusión, la esperanza y cómo se construye y edifica diariamente la fe, qué importante ha sido esta maleta de valores en mis manos durante toda esta pandemia. 

 

Este año, luego de dos años recibiendo abrazos virtuales, agradezco el calor, el afecto, la cercanía y la generosidad en expresarme el amor de todas las personas en mi camino, a quienes en distintos espacios conozco, aprecio, valoro, con quienes comparto pasiones y luchas, amores y esfuerzos SENCILLAMENTE GRACIAS hacen de mi vida un lugar mucho mejor y me recuerdan a cada instante ¡!Qué bonita es esta vida!

 

Ojalá yo, desde mi corazón, sea parte de hacer que todas las personas en mi camino también encuentren la felicidad de vivir y al hacerlo apegarse a la oportunidad que nos regala cada nuevo día. 

miércoles, 21 de abril de 2021

 

44 vueltas al ☀️ 

Este día de abril, como cada año celebro con alegría, con gratitud y llena de esperanza la oportunidad de la vida que he recibido.

44 años después se me hace más fácil verme suave y transparente, con menos presión que antes y con mucha claridad de las cosas que aún tengo pendientes gestionar, 

Con los años, se hace mucho más sencillo expresar clara y segura lo que siento, lo que pienso, lo que creo y lo que defiendo.

También reconozco que soy feliz y que las incomodadas diarias son eso: incomodidades diarias, pero no tienen nada que ver con mi felicidad. 

Reconozco que me complico mucho la vida (siempre lo he hecho) y para que todos los que me aman sepan, no quiero dejar de hacerlo, pues estoy decidida a no permitir volver normal nada que sea extraordinario por el afán de hacerlo simple, de hacerlo menos, de volverlo sencillo. 

Cada vez más disfruto el camino, recuerdo que antes también lo hacía y he aprendido a identificar exactamente cuándo dejé de hacerlo, para que en los años que quedan por delante, jamás repita semejante pérdida, entonces de manera intencional escucho música con sentido, leo libros que trascienden, tomo café con calma, elijo siempre buenos vinos, escucho el mar y las aves, admiro el sol y espero ansiosa la llegada de la luna. 

Creo que nadie hace nada importante completamente solo, en ese sentido he sumado intencionalmente personas espectaculares en mi camino (cada una sabe quien es para mi), porque soy generosa y lo expreso con palabras, con notas, con acciones, con mensajes o con detalles, pero siempre lo expreso. 

Con el tiempo reafirmo, que el talento que en nuestras manos, tiene un solo sentido, ponerlo al servicio de los demás, me esfuerzo mucho para no desenfocarme de ese propósito de valor en la vida. 

Me entristecen las pérdidas propias y las de otros, las humanas, las emocionales y las de las seguridades que teníamos por sentadas pero perdemos en un abrir y cerrar de ojos, me indigna la injusticia y me siento triste ante la incomprensión, mantengo la capacidad de sorpresa aunque a veces las cosas estén muy claras frente a mis ojos. 

Me lastima la incomprensión y la mentira, olvido pronto y perdono de corazón, aún así tengo buena memoria y con esto me alejo de posibles traiciones porque cuido mi alma y la mantengo lejos de endurecerse pues una de mis más grandes luchas en la vida es lograr conservarme sencillamente humana, aún así me indigna la negligencia, la falta de compromiso, la dejadez y la simpleza en los propósitos. 

Estoy lejos de ser perfecta pero soy capaz de perfeccionarme diariamente en comparación a la persona que fui ayer, por eso observo, estudio, me preparo constantemente, converso con personas que me aportan y valido siempre mis conocimientos con el contexto y momento en que los aplico.

Como es mi cumpleaños, me voy a permitir decir algo que no debería declarar yo misma pero creo que puedo hacer solo por hoy: si eres mi familia, soy y seré la mejor familia que podías desear tener en la vida, pues haré por ti incluso más de lo que haría por mi propia vida con tal de verte feliz. Si soy tu amiga, tendrás en tus manos para siempre un tesoro, pues aunque pase el tiempo y el espacio se haga inmenso entre los dos, siempre tendrás un lugar privilegiado en mi corazón, contarás con mi lealtad, mi interés por tu bienestar y mi apoyo incondicional en lo que sea que necesites, insulso aunque tu mismo no lo sepas. 

Hoy celebro mis 44 años y creo que son muy pocos para lo afortunada que he sido, para lo mucho que he reído y para lo tanto que he aprendido en el camino, GRACIAS y si tengo la suerte de vivir 44 años más, no cambiaría nada de lo que he vivido, que han sembrado la base de lo que es mi persona.  

Ángela 

jueves, 14 de mayo de 2020

La responsabilidad compartida

La responsabilidad compartida

Responsabilidad Compartida 




Aprovecho el arte de @muyhumanos para expresar de manera gráfica lo que vi el día de hoy al caminar en el parque, luego de 60 días absolutamente en casa, decidimos bajar a caminar usando todas las medidas de precaución para cuidarnos a nosotros mismos y para cuidar a los demás. Los que me conocen saben que como ninguna precaución a la mano es exagerada, nosotros las usamos todas, al salir nos veíamos así:

Al caminar nos topamos con las distintas "formas de uso de la mascarilla", formas que no había visto en ningún tutorial de los que hemos recibido ni en ningún curso de formación para la prevención de los que hemos tomado, claramente formas que NO ayudan la prevención a la que estamos llamados como parte del mundo para disminuir los contagios y propagación del COVID-19.

El uso más común en el parque es el siguiente: Mascarilla en la muñeca colgada, al menos 10 personas la mañana de hoy usan esta estrategia o moda. Todo el que corría adoptó esta modalidad, a alguno que otro se le cayó y levantó para volver a colocar en la muñeca.


El uso que obtuvo el segundo lugar, es este debajo de la boca, cosa que no limita a los caminantes y corredores para el saludo y la conversación social.


En tercer lugar, un uso descubierto el día de hoy es mascarilla en mano, la llevo puesta pero para hablar, sentarme en el parque luego de correr y conversar mascarilla quitada y en mano.


Luego de este choque visual de la realidad, revisando varios chats de familiares, amigos y grupos de relacionados, escucho el tema de que la mascarilla es difícil, que no les deja respirar bien, que causa asfixia.., eso es cierto, lo he vivido hoy en mi breve caminata al parque, es muy molesta la mascarilla, incómoda, genera mayor sudor del normal, te produce cosquillas alrededor de la zona de la boca y definitivamente te causa falta de aire.

Sin pecar de positivismo ni ser absurda en el planteamiento, la verdad es que no quisiera imaginar lo incómoda que es la enfermedad, al pensarlo prefiero tolerar la incomodidad de la mascarilla porque además no quiero imaginar lo que sentiría si mi descuido causa mal a otros, que como nosotros el día de hoy, decidimos usar las precauciones y recomendaciones de lugar.

Este es el problema del COVID - 19 que nos empuja hacia un cambio paradigmático donde todos somos responsables y parte de la solución, donde la decisión de uno no es suficiente y donde la rigurosidad de una parte no vale sin la decisión rigurosa de la otra parte, siento impotencia de no poder cuidar lo suficiente a mi familia independientemente de las decisiones que tomemos en casa, nuestro bienestar también depende de los demás, de las decisiones de los demás.

Hábitos de cuidado, higiene y prevención el día de hoy son mandatorios, es importante aclarar que no son nuevos, pero debido al COVID-19 nos dejan sin opción a la ligereza, lavarse las manos se ha puesto de moda aunque ya sabíamos que debíamos lavarlas y el uso de mascarillas (que ya era un hábito en otras sociedades) nos previene del COVID y unas cuantas cosas más que ya existían. Sugiero leer y aprender las mejores prácticas para hacer más cómoda y llevadera la realidad, sin querer decir que no es incómodo, LO ES! es incómodo y es feo, peor aún, no estamos acostumbrados, pero es tiempo de adecuadnos a esta realidad que nos ha tocado vivir a nosotros los miembros de este año y de esta realidad.

El verdadero pico de esta situación es que somos seres sociales y estamos distanciados, esto no significa que seamos menos sociales, significa que por un tiempo debemos modificar los hábitos de socialización acostumbrados y establecidos por nuestra cultura, por favor comprendan que al escribirlo seco mis lágrimas, también a mi me hacen falta unos abrazos, unos apretones de mano y unas reuniones para charlar libre y abiertamente, extraño personas que ya tengo dos meses sin ver y que son un pedazo importante e imprescindible de mi corazón, pero hago el sacrificio por mi, por mi familia, por ellos y por toda la sociedad.

Ayer tuve la suerte de hablar con algunos Médicos muy conocedores del tema y que están en el frente abierto de la situación, mi mayor aprendizaje y reflexión al conversar con ellos es que esta situación se solucionará con DISCIPLINA, con rigurosidad, con mucha constancia y un enorme COMPROMISO. Nos cansemos, es el momento de demostrar que nos sacrificamos porque sabemos que somos parte de la SOLUCIÓN y que el sacrificio de hoy, es la puerta abierta para disfrutar el mañana.

#quedateencasa

Ángela Español 
apasionada por la educación





martes, 21 de abril de 2020

Así se ven mis 43 en tiempos de COVID

Así se ven mis 43 en tiempos de COVID




Así se ven mis 43 en tiempos de COVID-19

En estos días, viendo llegar mi cumpleaños dentro de casa, para cuidarme y cuidar a los demás, he aprendido a valorar cada rincón del espacio que me pertenece, mi hogar, este pedacito de mundo que en cada esquina tiene un poquito de mi, de mis colores y de mis gustos, casi se respira mi alma al caminar en los pasillos de mi pequeña y hermosa morada. Me doy cuenta que siempre hay flores, que el amarillo y el azul nunca faltan. También he notado que me despierta el cantar de las aves, el abrazo de mi esposo, la calidez en la sonrisa de Verónica y el aroma a café de la primera colada de Annette, ya no tanto el sonar del despertador y las prisas por el horario de entrada y las urgencias de las agendas cruzadas de todos en casa, más bien me han despertado las ideas y los ideales, el ánimo y el compromiso, el deseo de aportar y compartir con el resto del mundo, sobre todo con los que forman parte de mi mundo.
He notado, que en estas 43 vueltas al sol, tengo todo lo que quiero, cosecho lo que he sembrado y tengo la fuerza para seguir sembrando, todavía un rato más. Esa fuerza, me ha sorprendido especialmente esos días, en la distancia de la cuarentena, luego de llevar años queriendo y pidiendo ser menos fuerte, menos valiente, menos clara, menos perceptiva y menos inmensamente humana, porque a veces con ese ser tan particular, tan mío..., debo admitir que si, que a veces también sufro. Para mi alegría y paz, en estos días, he logrado conciliar esa lucha de quien soy valiente y sólida, así como me ha hecho la vida, cómo me ha enseñado el camino y aceptarme sin perder mi sensibilidad humana, me ha asaltado este tiempo con menos quejas sobre mi misma y con más satisfacción al verme en el espejo y percibir no solo mi rostro sino mi yo completo, transparente y claro, sin miedo y sin pendientes, disfrutando detalles que posiblemente, lo acepto, antes de ayer aún me molestaban.
Confieso que en estos días, también he llorado, he recordado que me duele la tristeza humana y que el sufrimiento del mundo se vuelve mi sufrimiento, por más lejano o cercano que se encuentre, siempre ha sido así, solo que de ahora en adelante me permito llorar y comprender que de vez en cuando puedo llorar.
Me alegra saber que al despertar, confirmo la necesidad de las personas que tengo cerca, no lo hago obligada, lo hago por amor y con todo mi corazón, al hacerlo, comprendo que solo la madurez que me ha dado los años me permite sin egoísmo, dar sin esperar nada a cambio y lo más hermoso disfrutar dando mucho más de lo que toda la vida disfruté recibiendo. Esto se ha convertido para mí en una nueva definición del amor, un amor que me gusta y deseo conservar en mi vida.
En estos días, reconozco que cambiaría un nuevo brillante por un café con mi mamá y mi hermana,   por un par de abrazos de mis sobrinos y un vino con mi hermano y mi cuñada, una pizza hecha con la sonrisa de mi cuñado y cambiaría mi joyero completo por conocer a Sara y hasta declinaría una colección completa de tazas de café solo por disfrutar un rato de mi reunión familiar este día y aún así, todo eso es poco, en comparación a mi único y real deseo, que estén bien, que permanezcan bien y que aunque estemos lejos, tengamos la certeza y la fe de que pronto nos volveremos a encontrar. Esperaré con calma y paz, que sea el momento, porque los momentos de Dios son perfectos, solo es necesario saber esperar.
En este camino de 43 años, he perdido cosas y cada día estoy más convencida de que lo material es fácilmente recuperable, hace mucho tiempo que nada material me seduce y eso me hace feliz. También en el mismo camino he perdido personas vitales en mi vida y eso representa cicatrices en mi corazón que aunque recuperadas dejan una huella pero que en definitiva me hacen ser quien soy, admito hoy, que uno de mis abrazos favoritos este día, era ese abrazo de mi papi temprano al despertar, uno que ya hace años solo tengo en mis recuerdos, aún así vivo agradecida, de poder recordarlo.
Hoy no pido nada para mí, pido por el mundo, para que esta guerra llena de batallas diarias termine, que podamos finalmente levantar la bandera de la paz y seguir adelante.
A pesar de la adversidad que enfrentamos, hoy celebro mis 43 y lo hago con un corazón lleno de GRATITUD.