“No necesito que las cosas sean perfectas pero necesito perfectos esfuerzos para alcanzar lo que se quiere.”
Gabriel García Márquez, seguramente al pasar de sus años dijo: “La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada” trato de recordarlo, pero la sabiduría nos asalta de reojo, nos hace creer que ya ha llegado para siempre y al contrario, entra y sale, nos damos cuenta de que solo viviendo cada día la vamos adquiriendo, nunca por completo, siempre un día la vez, cada día un poco más…por eso de vez en cuando nos asalta ese pensamiento de si lo hubiese sabido antes… a mi me gusta pensar que sabiendo lo que sabía siempre he hecho lo mejor que he podido, siempre he empeñado mi corazón en cada cosa y he actuado, tal como hasta ahora, haciendo lo mejor con todo lo que tengo disponible en el momento.
Perdí mucho tiempo pretendiendo que las personas que me rodean comprendían el mundo de la misma manera que yo lo comprendo, estaba equivocada, nadie ha vivido lo que se siente tener esta piel, es imposible igualar la soledad acompañada que sentí tantas veces en una sala de espera, o creando en mi mente el arte que podía llegar a tener el techo blanco, frío e inóspito de cuidados intensivos, creando en mi oído interior la música que nunca escuché y logrando bloquear el sonido de las charlas, los chismes y los comentarios del personal que olvida que si, que hay alguien, una persona que escucha, siente y teme jamás salir. No todo el mundo ha sido tan valiente para salir feliz adelante, reconociendo luz en medio de la tempestad, puliendo la mirada para apreciar entre las tinieblas los pequeños destellos de luz que se vuelven poema de esperanza, yo lo hago, es mi compromiso y es mi forma de gratitud.
Con 47 años me conozco perfectamemte, se quien soy y todo lo que tengo dentro, me gestiono, me cuido, se con claridad lo que puedo esperar de mi misma, me esfuerzo y me supero constantemente, me exijo, me reclamo, me detengo, me obligo a continuar.
Me gusta ser quien soy. Me gusta cómo pienso, me gusta cómo escribo y me gusta cómo hablo. Me gusta a lo que dedico mi tiempo, mi corazón y mis pensamientos. Me gusta la vida que he construido y me gusta cómo he vencido tantas batallas en esta vida siendo siempre mejor.
Tengo energía para hacer muchas cosas, trato de ser sensata en donde invertirla sabiendo que no es una fuente inagotable. No comprendo quien hace las cosas sin poner el corazón, soy intolerante frente a esta enorme adversidad.
Conozco perfectamente mis fortalezas y mis tantas debilidades, pongo mis fuerzas al servicio de mi misión y de mis sueños, también al servicio de los demás, mis debilidades las pongo al lado de mis fuerzas para lograr balance, ritmo y cadencia. También, me agoto, me indigno con frecuencia, pauso… sigo adelante.
Hago cosas que no quiero hacer y hago muchos sacrificios de tiempo, pero solo lo hago por personas que amo tanto que al final de cuentas cualquier esfuerzo es pequeño.
Salgo a Trabajar todos los días como si fuera mi primer día de trabajo y lo disfruto siempre como si fuera el último. Escucho música camino a los lugares importantes, las repito, me gusta la melodía e interiorizo las letras, las pienso, las reflexiono, me identifico, las dibujo en mi mente.
He aprendidio a complacer mi corazón que en el tiempo he procurado sea justo, ligero, transparente y a vivir en gratitud como única forma de comprensión que he conseguido ante la complejidad de la vida
Cada vez confío un poco menos, eso me estristece, siempre vuelvo a llevarme sorpresas inesperadas, pero siempre disfruto a plenitud cuando logro hacerlo, siempre me esfuerzo por lograrlo incluso cuando muchas veces tengo que empezar de nuevo una y otra vez.
Celebro en mi interior lo que nadie celebrará por mi y lo hago en grande, con emoción, con algarabía. Escondo en mi corazón lo que nadie sería capaz de comprender, pero ya no lo escondo de mi misma, lo cuido y lo atesoro.
Sigo teniendo miedo a las mismas cosas que antes, solo que ahora he aprendido a convivir con mis miedos y a aplaudir lo lejos que soy capaz de llegar a pesar de ellos.
Quisiera no hacer nada que no disfrute, sin embargo he aprendido que para alcanzar los sueños de mi corazón los días están llenos de sacrificios que merecen el esfuerzo, aprendo a hacer lo que tengo que hacer para conseguir lo que quiero conseguir, lo hago con responsabilidad, jamás pongo mis principios en juego
Me canso pronto de la gente superficial, ya no me compensan las respuestas a medias ni las miradas escurridizas, aprecio las miradas profundas, constantes y directas, no tengo miedo a la revelación de los ojos y tengo fuerza para recibir sus tantos mensajes. Aprecio la sinceridad, la verdad y la transparencia.
Me indigna la negligencia, la vagancia y la dejadez,la pedadez del alma que esto provoca, no logro lidiar con esto. Detesto la indiferencia y es de las pocas coasas que están fuera de mi control y que además me hacen sufrir.
No necesito que las cosas sean perfectas pero necesito perfectos esfuerzos para alcanzar lo que se quiere.
Comprendo mis necesidades de compartir, de salir, de conocer de socializar, también he comprendido mis necesiades de tiempos de pausa, de soledad, de pensar, de reflexionar, ya no tengo miedo de esto.
Soy muy leal a lo que siento, a lo que pienso, a quien me dedico y quien quiero, aunque no lo hago para recibir lo mismo a cambio, reconozco que en esa misma medida, mi corazón desea recibir una pequeña porción de lo que soy capaz de dar.